Rosa mítica de terciopelo,
Que son clara luz de cielo,
Y de mis penas, el consuelo.
El viento llora a su paso,
Al paso, de esta flor nacarada,
Que es sendero y morada,
Con blancura Inmaculada.
La cera por Ella se derrite,
Entre inciensos y romero,
Suspirando un te quiero,
La luna el sol y el lucero.
Más brillan por Ella las estrellas
En este día de dolor,
Vendita Madre de Dios,
Sagrario infinito de amor.
Amor a la más pura flor
Al más claro vergel,
A la paloma, que a Jaén asoma
Envuelta en fresco aroma.
Sus ojos, luz de cielo
Refugio y manto de amor,
Devoción, plegaria y oración,
A esta Madre, de llanto inagotable
Nota del autor La escritura de un poema, lleva una rima unica, dificil de lograr muchas veces y otras veces la impronta pide esa armonia unica.
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