España en ti se consuela
Caballero de verde estampa,
Hidalgo de nuestra bendita tierra
Símbolo de valor y bravura.
España llora a tu paso
Al resplandor de tu sufrido llanto,
Quisiera ser sombra de tu traje
Dios bendiga tu coraje.
Caballero de verde uniforme
Legionario de orgullo señorío,
Que eres estampa castrense,
De honor hoy florecido.
Hay caballero, caballero,
Legionario Español,
Orgullo de madre y de Dios,
Símbolo de hidalgo Español.
Naciste bajo el cielo plateado,
Godoy llevas de apellido,
Para el deber fuiste concebido,
Y por tu Patria bendecido.
Roja y gualda tu bandera,
Generoso le das tu corazón,
Que es la fuerza de tu razón
Y el sentimiento de tu Nación.
Nota del autor: Me encantan estas rimas a la hora de escribir
Fuente
Blog poético dedicado por completo a la Semana Santa Jienense donde tendrán cabida y cobijo todas las imágenes, las hermandades los imagineros y personajes relacionados con este tema. Espero que nadie se sienta ofendido y si agradecido puesto que mi intención es engrandecer algo mas la literatura y la pasión por la Semana Santa de mi querida tierra.
miércoles, 31 de diciembre de 2014
domingo, 30 de noviembre de 2014
Llanto sin consuelo
María Santísima de la Correa. Capilla del Cristo del Refugio. Anónimo, siglo XVI-XVII. Santa Iglesia Catedral, Jaén
Llorando esta como nadie,
Pena que inunda el silencio,
Fe callada, día y noche,
Triste llanto sin reproche.
Rostro desecho en angustia,
Dolor que clama al cielo,
Rogando sin consuelo
Bajo el blanco de su velo.
Llanto que gime a coro
Al compás de la tristeza,
Donde Jaén vibra y reza
Por su cara, pena y trasparencia.
Su llanto va recorriendo
El nacarado de su mejillas en flor,
Empapándola en ardiente dolor,
En su suma blancura, su candor.
Violeta de amargura sin consuelo,
Entre lamentos clavados como broche,
En su corazón, aurora y noche,
Sobre un calvario de soledad.
La envuelve un agudo escalofrío
De tristeza y suspiro desolado,
Vendito puchero desgarrado,
En llanto que no tiene consuelo.
Llorando esta como nadie,
Pena que inunda el silencio,
Fe callada, día y noche,
Triste llanto sin reproche.
Rostro desecho en angustia,
Dolor que clama al cielo,
Rogando sin consuelo
Bajo el blanco de su velo.
Llanto que gime a coro
Al compás de la tristeza,
Donde Jaén vibra y reza
Por su cara, pena y trasparencia.
Su llanto va recorriendo
El nacarado de su mejillas en flor,
Empapándola en ardiente dolor,
En su suma blancura, su candor.
Violeta de amargura sin consuelo,
Entre lamentos clavados como broche,
En su corazón, aurora y noche,
Sobre un calvario de soledad.
La envuelve un agudo escalofrío
De tristeza y suspiro desolado,
Vendito puchero desgarrado,
En llanto que no tiene consuelo.
viernes, 31 de octubre de 2014
Sendero de Piedad
Se anega en Ti mi mirada
Al verte repleto de espinas,
Llorando los ojos cuando caminas
Por la dura vida que iluminas.
Triste tarde de cielo aplomado
Donde hiere el alma al verte al viento,
Dejando tristeza en la clara Estrella
Hoy que para Ella, se abren las rosas.
Y pasas clemente sobre el sendero
Cubierto de esperanza y consuelo,
Llevando la ilusión por lecho
Y yo, clavo que se clava en tu pecho.
Y ahora que la noche tiende su manto,
Y en cenizas se tornan las nubes rojas,
Habrá brisa y llanto entre varales,
Y hombros, para tanta Piedad.
Quiero que a la llegada del alba
Florezcan los suspiros que se ahogan,
En este tintineo de rosarios
Que le da humildad, a tan noble rostro.
Y un susurro de Avemarías,
Sobreviven entre silencios dormidos,
Cuando el Lirio Nacarado,
Enfoca las estrechas calles de Jaén.
Al verte repleto de espinas,
Llorando los ojos cuando caminas
Por la dura vida que iluminas.
Triste tarde de cielo aplomado
Donde hiere el alma al verte al viento,
Dejando tristeza en la clara Estrella
Hoy que para Ella, se abren las rosas.
Y pasas clemente sobre el sendero
Cubierto de esperanza y consuelo,
Llevando la ilusión por lecho
Y yo, clavo que se clava en tu pecho.
Y ahora que la noche tiende su manto,
Y en cenizas se tornan las nubes rojas,
Habrá brisa y llanto entre varales,
Y hombros, para tanta Piedad.
Quiero que a la llegada del alba
Florezcan los suspiros que se ahogan,
En este tintineo de rosarios
Que le da humildad, a tan noble rostro.
Y un susurro de Avemarías,
Sobreviven entre silencios dormidos,
Cuando el Lirio Nacarado,
Enfoca las estrechas calles de Jaén.
jueves, 9 de octubre de 2014
De madrugada
En este Verger florido,
Llora la bella azucena,
Que de tristeza va llena,
Esta flor, de corazón herido.
La cubre un eco de bondad,
Con remansos de dulzura,
Y en su caminar la ternura,
Repleta de amor y verdad.
Lloran con Ella los pétalos,
Que venturosos brillan,
Mirando tan dulce mejilla,
Que a sus pies Jaén se humilla.
En silencio llora su pena,
Esta flor, esta azucena,
Que de madrugada va plena,
De llanto, amargura y tristeza.
Herida llega ante el Lirio,
Repleta de aroma y esplendor,
Y el palio todo dolor,
Dando luz, a la Madre de Dios.
Llora la bella azucena,
Que de tristeza va llena,
Esta flor, de corazón herido.
La cubre un eco de bondad,
Con remansos de dulzura,
Y en su caminar la ternura,
Repleta de amor y verdad.
Lloran con Ella los pétalos,
Que venturosos brillan,
Mirando tan dulce mejilla,
Que a sus pies Jaén se humilla.
En silencio llora su pena,
Esta flor, esta azucena,
Que de madrugada va plena,
De llanto, amargura y tristeza.
Herida llega ante el Lirio,
Repleta de aroma y esplendor,
Y el palio todo dolor,
Dando luz, a la Madre de Dios.
martes, 23 de septiembre de 2014
Yacente y Soledad
En esta noche apacible
Pasa con pena y llanto,
Y la luna queriéndola tanto,
Llora con Ella, bajo su manto.
Las calles quedan en silencio,
Ni una pisada se siente,
Todo en calma reposa,
Todo en silencio duerme.
Quise llorar con su llanto,
Cuando el silencio es inerte,
Las lágrimas resbalan por mi rostro,
Ante su dolor inminente.
La luna dora su rostro
Cuando la plaza cruje de gente,
Y Ella llega tan llena,
De pena dolor y muerte.
La cera tiembla de espanto
Cuando la noche cubre su manto,
Con un lecho de lirio,
Para el cuerpo de Cristo.
Apacible sigue la noche,
Cuando mira a su hijo inerte,
Y la luna débil los contempla
Mientras la plaza cruje de gente.
Pasa con pena y llanto,
Y la luna queriéndola tanto,
Llora con Ella, bajo su manto.
Las calles quedan en silencio,
Ni una pisada se siente,
Todo en calma reposa,
Todo en silencio duerme.
Quise llorar con su llanto,
Cuando el silencio es inerte,
Las lágrimas resbalan por mi rostro,
Ante su dolor inminente.
La luna dora su rostro
Cuando la plaza cruje de gente,
Y Ella llega tan llena,
De pena dolor y muerte.
La cera tiembla de espanto
Cuando la noche cubre su manto,
Con un lecho de lirio,
Para el cuerpo de Cristo.
Apacible sigue la noche,
Cuando mira a su hijo inerte,
Y la luna débil los contempla
Mientras la plaza cruje de gente.
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